MARX, ENGELS, LENIN, STALIN Y MAO

MARX, ENGELS, LENIN, STALIN Y MAO

lunes, 11 de abril de 2011

LOS FUNDAMENTOS LENINISTAS DE UN PARTIDO COMUNISTA


de: Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la URSS
por José Stalin

2. Plan de Lenin para la organización de un Partido Marxista. - El oportunismo  de los "economistas". - La lucha de la "iskra" en pro del plan de Lenin. - Aparece el libro de Lenin "¿Qué hacer?". - los fundamentos ideológicos del Partido Marxista.
A pesar de haberse celebrado en 1898 el primer Congreso del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia, en el que se había proclamado la creación del Partido, la realidad era que éste no estaba formado aún. No tenía programa ni estatutos. El Comité Central del Partido elegido en el primer Congreso, fue detenido y no volvió ya a reconstituirse, pues no hubo quien lo reconstituyera. Más aún; después del primer Congreso, la dispersión ideológica y la desarticulación orgánica del Partido, lejos de disminuir, aumentaron.
Los años de 1884 a 1894 habían sido el periodo de triunfo sobre el populismo y de preparación ideológica de la socialdemocracia; durante los años de 1894 a 1898, se hicieron una serie de intentos, ciertamente infructuosos, para crear, sobre la base de las diversas organizaciones marxistas, un partido socialdemócrata; el periodo que sigue a 1898 es un periodo de recrudecimiento del caos ideológico y orgánico dentro del Partido. El triunfo del marxismo sobre el populismo y la actuación revolucionaria de la clase obrera pusieron de manifiesto la razón que asistía a los marxistas, con lo cual aumentaron las simpatías de la juventud revolucionaria por el marxismo. El marxismo se puso de moda. Esto hizo que invadiesen las organizaciones marxistas masas enteras de jóvenes revolucionarios procedentes del campo intelectual, de formación teórica endeble, inexpertos en el aspecto político y en materia de organización y que sólo tenían una idea confusa y en gran parte falsa del marxismo, nutrida en los escritos oportunistas de los "marxistas legales", de que estaba plagada la Prensa. Esta circunstancia hizo que descendiese el nivel teórico y político de las organizaciones marxistas, deslizó en ellas las tendencias oportunistas de los "marxistas legales" y aumentó la dispersión ideológica, las vacilaciones políticas y el caos orgánico.
La marcha ascendente, cada vez más acentuada, del movimiento obrero y la clara inminencia de la revolución, reclamaban la creación de un partido único y centralizado de la clase obrera, capaz de ponerse al frente del movimiento revolucionario. Pero el estado en que se encontraban los órganos de base del Partido, los comités locales, los grupos y los círculos era tan poco halagüeño, su desarticulación orgánica y su falta de unidad ideológica tan grandes, que la creación de semejante partido ofrecía dificultades increíbles.
Estas dificultades no estribaban solamente en el hecho de tener que organizar el Partido bajo el fuego de las crueles persecuciones de zarismo, que arrebataba de las filas de las organizaciones a los mejores militantes, para mandarlos a la deportación, a la cárcel o al presidio. Había, además, otra dificultad, y era que una parte considerable de los comités locales y de sus militantes no querían levantar la vista de se pequeña labor práctica local, no comprendía el daño que hacía la falta de una unidad orgánica e ideológica del Partido, estaba acostumbrada al fraccionamiento de éste y al caos ideológico dentro de él, y se imaginaba que era posible prescindir de un partido único y centralizado.
Para crear un Partido centralizado, había que acabar con este atraso, con este estancamiento y practicismo estrecho de los órganos locales.
Pero aun había más. Existía dentro del Partido un grupo bastante numeroso de gente, que tenía sus órganos propios en la Prensa; en Rusia, "Rabochaia Misl" ("El pensamiento obrero2) y "Rabochee Dielo" ("La causa obrera") en el extranjero, y que pretendía justificar teóricamente la desarticulación orgánica y la dispersión ideológica del Partido, llegando incluso, no pocas veces, a ensalzarlas, y considerando que la tarea de crear un partido político único y centralizado de la clase obrera era una tarea innecesaria y artificiosa.

Este grupo era el de los "economistas" y sus secuaces.

Lo primero que había que hacer, para poder crear el Partido político único del proletariado, era acabar con los "economistas".

Lenin tomó en su mano esta tarea y la organización del Partido de la clase obrera.

Existían diversos criterios acerca del problema de por dónde debía comenzarse a organizar el Partido único de la clase obrera. Algunos entendían que la organización del Partido debía comenzar por la convocatoria del II Congreso de éste, dejando que él se encargase de unificar las organizaciones locales y de crear el Partido. Lenin era contrario a esta opinión. A su juicio, antes de convocar el congreso era necesario esclarecer el problema de los fines y tareas del Partido, saber qué clase de partido se pretendía organizar, deslindar ideológicamente los campos con los "economistas", decirle al Partido, honrada y abiertamente, que existían respecto a sus fines y tareas dos criterios distintos: el de los "economistas" y el de los socialdemócratas revolucionarios, desarrollar una amplia campaña de propaganda en la Prensa en pro de las ideas de la socialdemocracia revolucionaria, como la desarrollaban los "economistas" en pro de las suyas desde sus órganos, dar a las organizaciones locales la posibilidad de elegir con plena conciencia entre estas dos corrientes; sólo después de realizar esta labor previa indispensable, podría convocarse el congreso del Partido.

Lenin decía, escuetamente:
"Antes de unificarse y para unificarse es necesario empezar por deslindar los campos de un modo resuelto y definido" (Lenin, t. IV, pág. 378, ed. rusa).

He aquí por qué Lenin entendía que la organización del Partido político de la clase obrera debía tener como punto de partida la creación de un periódico político combativo destinado a toda Rusia, en el que se hiciese propaganda y agitación en pro de las ideas de la socialdemocracia revolucionaria, y que la creación de este periódico tenía que ser el primer paso para la organización del Partido.

En su conocido artículo titulado "¿Por dónde empezar?", Lenin esbozaba un plan concreto de organización del Partido, que luego había de desarrollar en su célebre libro "¿Qué hacer?".

"A nuestro juicio -decía Lenin en aquel artículo-, el punto de partida para la actuación, el primer paso práctico hacia la creación de la organización deseada[2] y, finalmente, el hilo fundamental al que tendríamos que agarrarnos para desarrollar, ahondar y ensanchar inquebrantablemente esta organización, debe ser la creación de un periódico político destinado a toda Rusia... Sin éste, no sería posible desarrollar de un modo sistemático una propaganda y agitación, sólidas en el plano de los principios y extensivas a todos los aspectos, que son la tarea constante y fundamental de la socialdemocracia ahora y siempre y que deben ser, sobre todo, la tarea vital en los momentos actuales, en que el interés por la política, por los problemas del socialismo se ha despertado en las más extensas capas de la población" (Lenin, t. IV, pág. 110, ed. rusa).

Lenin entendía que un periódico así serviría de medio, no sólo para la cohesión ideológica del Partido, sino también para la unificación orgánica de las diversas organizaciones locales, formando un partido. La red de camaradas agentes y corresponsales de este periódico, que serían al mismo tiempo representantes de las organizaciones locales, constituiría el armazón en torno al cual se aglutinaría orgánicamente el Partido. Pues, "el periódico -decía Lenin-, no es sólo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo".

"Esta red -decía Lenin en el citado artículo- servirá de armazón precisamente para la organización que necesitamos: será lo suficientemente grande para abarcar todo el país; lo suficientemente vasta y variada para poder introducir en ella una rigurosa y detallada división del trabajo; lo suficientemente resistente para saber proseguir inquebrantablemente su labor bajo todas las circunstancias y ante todos los "virajes" y situaciones inesperadas; lo suficientemente flexible para saber, de un lado, rehuir las batallas en campo abierto contra un enemigo peligroso por su fuerza aplastante, cuando concentre toda su fuerza en un punto, pero sabiendo, de otro lado, aprovecharse de la torpeza de movimientos de este enemigo y lanzarse sobre él en el sitio y en el momento en que menos espere ser atacado" (Obra citada, pág. 112).

He ahí lo que quería que fuese el periódico "Iskra".

Y, en efecto, la "Iskra" fue precisamente el periódico político que preparó la cohesión ideológica y orgánica del Partido en toda Rusia.

Por lo que se refiere a su estructura y composición, Lenin entendía que el Partido debía constar de dos partes: a) un círculo reducido de militantes que formasen los cuadros de dirección fijos y en el cual debían entrar, fundamentalmente, los revolucionarios profesionales, es decir, los militantes sin más ocupación que el trabajo del Partido y dotados del mínimum indispensable de conocimientos teóricos, de experiencia política, de capacidad de organización y de habilidad para luchar con la policía zarista y escabullirse de ella, y b) una extensa red de organizaciones periféricas del Partido, integradas por una masa numerosísima de afiliados y rodeadas de la simpatía y el apoyo de cientos de miles de trabajadores.

"Yo afirmo -escribía Lenin-: 1) que no puede haber un movimiento revolucionario sólido sin una organización de dirigentes estable y que asegure la continuidad; 2) que cuanto más extensa sea la masa que se sienta espontáneamente arrastrada a la lucha... más apremiante es la necesidad de semejante organización y más sólida tiene que ser ésta...; 3) que dicha organización debe estar formada, fundamentalmente, por hombres entregados profesionalmente a las actividades revolucionarias; 4) que en el país de la autocracia, cuanto más restrinjamos el contingente de los miembros de una organización de este tipo, hasta no incluir en ella más que aquellos afiliados que se ocupen profesionalmente de actividades revolucionarias y que tengan ya una preparación profesional en el arte de luchar con la policía política, más difícil será "cazar" a esta organización, y 5) tanto mayor será el contingente de individuos de la clase obrera y de las demás clases de la sociedad que podrán participar en el movimiento y colaborar activamente en él" (Lenin, t. IV, pág. 456, ed. rusa.).

En cuanto al carácter del Partido que se trataba de crear y a su papel en relación con la clase obrera, así como en cuanto a los fines y tareas del Partido, Lenin entendía que éste debía ser el destacamento de vanguardia de la clase obrera, la fuerza dirigente del movimiento obrero, que unificase y orientase la lucha de clase del proletariado. La meta final del Partido había de ser el derrocamiento del capitalismo y la instauración del socialismo. Su meta inmediata, derribar al zarismo e implantar un régimen democrático. Y como el derrocamiento del capitalismo presumía el hundimiento del zarismo, el objetivo fundamental del Partido, en aquel momento concreto, consistía en poner en pie a la clase obrera y a todo el pueblo para la lucha contra el zarismo, en desencadenar un movimiento revolucionario popular contra el zarismo, y en derribar el régimen zarista, que era el primero y el gran obstáculo que se alzaba en el camino hacia el socialismo.

"La historia plantea hoy ante nosotros -decía Lenin- una tarea inmediata, que es la más revolucionaria de todas las tareas inmediatas del proletariado de ningún otro país. La realización de esta tarea, el hundimiento del más poderoso baluarte, no ya de la reacción europea, sino también (podemos decir hoy) de la reacción asiática, convertiría al proletariado ruso en la vanguardia del proletariado revolucionario internacional" (Lenin, t. IV, pág. 382, ed. rusa).

Y en otro lugar escribe:

"Debemos recordar que la lucha contra el gobierno por reivindicaciones parciales, la conquista de algunas concesiones aisladas, no son más que pequeñas escaramuzas con el enemigo, pequeños combates de avanzadas, y que la batalla decisiva no se ha dado aún. Ante nosotros se alza con todo su poder la fortaleza enemiga, desde la cual se nos hacen descargas cerradas que barren a nuestros mejores combatientes. Tenemos que tomar esta fortaleza y la tomaremos, si sabemos unir en un solo partido -al que se sumará cuanto hay en Rusia de vital y de honrado- todas las fuerzas del proletariado, que ya ha abierto los ojos, y todas las fuerzas revolucionarias rusas. Sólo entonces se cumplirá la gran profecía del revolucionario obrero ruso Piotr Alexeiev: "Se levantará el brazo vigoroso de los millones de hombres obreros, y el yugo del despotismo, defendido por las bayonetas de los soldados, saltará hecho añicos" (Obra citada, pág 59).

Tal era el plan de Lenin para la creación del Partido de la clase obrera, dentro de las condiciones de la Rusia zarista autocrática.

Los "economistas" no tardaron en romper el fuego contra el plan de Lenin.Afirmaban que la lucha en el plano político general contra el zarismo era incumbencia de todas las clases y sobre todo de la burguesía, y que no presentaba, por tanto, ningún interés considerable para la clase obrera, ya que lo que fundamentalmente interesaba a los obreros era la lucha económica contra los patronos por el aumento de los salarios, la mejora de las condiciones de trabajo, etc. Por consiguiente, los socialdemócratas no debían asignarse como tarea inmediata fundamental la lucha política contra el zarismo, el derrocamiento del régimen zarista, sino la organización de la "lucha económica de los obreros contra los patronos y el gobierno", entendiendo por lucha económica contra el gobierno la lucha por el perfeccionamiento de la legislación industrial. Los "economistas" aseguraban que por este medio podía "darse a la misma lucha económica un carácter político".

Los "economistas" ya no se atrevían a manifestarse formalmente en contra de la necesidad de un partido político para la clase obrera. Pero entendían que este partido no debía ser la fuerza dirigente del movimiento obrero, que no debía inmiscuirse en el movimiento espontáneo de la clase obrera, ni mucho menos dirigirlo, sino marchar a la zaga de él, estudiarlo y sacar de él enseñanzas.

Afirmaban asimismo los "economistas" que el papel del elemento consciente en el movimiento obrero, el papel organizador y orientador de la conciencia socialista, de la teoría socialista, era insignificante o poco menos, que la socialdemocracia no debía elevar a los obreros al nivel de la conciencia socialista, sino, por el contrario, descender ella y adaptarse al nivel de las capas medias e incluso de las más atrasadas de la clase obrera, que la socialdemocracia no debía inculcar en la clase obrera, una conciencia socialista, sino esperar a que el mismo movimiento espontáneo de la clase obrera forjase en ella una conciencia socialista por sus propias fuerzas.

En cuanto al plan orgánico de estructuración del Partido trazado por Lenin, lo consideraban como una especie de coacción a que se pretendía someter al movimiento espontáneo.

En las páginas de la "Iskra" y, sobre todo, en su célebre libro "¿Qué hacer?", Lenin se lanzó contra esta filosofía oportunista del "economismo" y no dejó piedra sobre piedra de ella.

1) Lenin señaló que el desviar a la clase obrera de la lucha política general contra el zarismo, reduciendo su misión a la lucha económica contra los patronos y el gobierno y dejando en pie e indemnes a unos y otros, significaba condenar a los obreros a eterna esclavitud. La lucha económica de los obreros contra los patronos y el gobierno es una lucha de tipo tradeunionista por lograr mejores condiciones de venta de la fuerza de trabajo a los capitalistas, pero los obreros no quieren luchar solamente por mejorar las condiciones de venta de su fuerza de trabajo, sino que quieren luchar también para destruir el mismo sistema capitalista, que los condena a la necesidad de vender a los capitalistas su fuerza de trabajo y de someterse a la explotación. Ahora bien, los obreros no podrán desplegar la lucha contra el capitalismo, no podrán desplegar la lucha por el socialismo, mientras se alce en el camino del movimiento obrero el zarismo, que es el perro de presa del capitalismo. Por eso, la tarea más urgente del Partido y de la clase obrera consiste en quitar de en medio al zarismo, despejando con ello el camino hacia el socialismo.

2) Lenin señaló que el ensalzar el proceso espontáneo del movimiento obrero y el negar el papel dirigente del Partido, reduciendo su misión a la de mero registrador de los acontecimientos, significaba: predicar el "seguidismo" (ir "a remolque" de los acontecimientos), predicar que el Partido debía marchar a la zaga del proceso espontáneo; convertirse en una fuerza pasiva del movimiento, apta solamente para contemplar el proceso espontáneo y abandonarse a su desarrollo automático. Preconizar esto equivalía a preconizar la destrucción del Partido, es decir, a dejar a la clase obrera sin partido o, lo que es lo mismo, a desarmar a la clase obrera. Y desarmar a la clase obrera en un momento en que se alzaban ante ella enemigos tan poderosos como el zarismo, armado con todos los medios de lucha, y la burguesía, organizada a la moderna y dotada de su propio partido que la dirigía en la lucha contra la clase obrera, equivalía a traicionar al proletariado.

3) Lenin señaló que el prosternarse ante el movimiento obrero espontáneo y rebajar el papel del elemento consciente, el papel de la conciencia socialista, de la teoría socialista, significaba, en primer lugar, burlarse de los obreros, que tienden hacia la conciencia como la planta hacia la luz, y en segundo lugar, desprestigiar a los ojos del Partido la teoría, es decir, el arma gracias a la cual el Partido tiene conciencia del presente y prevé el futuro, y en tercer lugar, hundirse total y definitivamente en la charca del oportunismo.

"Sin teoría revolucionaria -decía Lenin- no puede haber tampoco movimiento revolucionario... Sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir su misión de combatiente de vanguardia" (Lenin, t. IV, pág. 380, ed. rusa).

4) Lenin señaló que los "economistas" engañaban a la clase obrera al afirmar que el movimiento espontáneo del proletariado podía engendrar una ideología socialista, pues en realidad ésta no brota del movimiento espontáneo, sino de la ciencia. Al negar la necesidad de inculcar en la clase obrera una conciencia socialista, los "economistas" allanaban el camino a la ideología burguesa, ayudándola a infiltrarse, a penetrar en la clase obrera, y por consiguiente, enterraban la idea de la fusión del movimiento obrero con el socialismo y prestaban un servicio a la burguesía.

"Todo lo que sea prosternarse ante el movimiento obrero espontáneo - decía Lenin-, todo lo que se rebajar la importancia del "elemento consciente", la importancia de la socialdemocracia, equivale -independientemente en absoluto de la voluntad de quien lo hace- a fortalecer la influencia de la ideología burguesa sobre los obreros" (Obra citada, página 390).

Y más adelante:

"El problema se plantea solamente así: ¿ideología burguesa o ideología socialista? No hay término medio... Por eso, todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea alejarse de ella, equivale a fortalecer la ideología burguesa" (Obra citada, págs. 391-392).

5) Resumiendo todos estos errores de los "economistas", Lenin llegó a la conclusión de que a lo que ellos aspiraban no era a crear el partido de la revolución social, que emancipase a la clase obrera del capitalismo, sino un partido de "reformas sociales", cuya premisa era el mantenimiento de la dominación del capitalismo; que, por lo tanto, los "economistas" eran reformistas que traicionaban los intereses fundamentales del proletariado.

6) Finalmente, Lenin señaló que el "economismo" no había brotado en Rusia por azar, sino que sus mantenedores eran el vehículo de la influencia burguesa sobre la clase obrera y que sus aliados en los partidos socialdemócratas de los países occidentales eran los revisionistas, los adeptos del oportunista Bernstein. Entre los socialdemócratas de la Europa occidental se había ido fortaleciendo cada vez más la corriente oportunista, que actuaba bajo la bandera de la "libertad de crítica" de marxismo, exigía la "revisión" de la teoría de Marx (de aquí el nombre de "revisionismo") y exigía que se renunciase a la revolución, al socialismo, a la dictadura del proletariado. Pues bien, Lenin demostró que esta misma línea de renuncia a la lucha revolucionaria, al socialismo y a la dictadura del proletariado era la que seguían los "economistas" rusos.

Tales son las tesis teóricas fundamentales desarrolladas por Lenin en su libro "¿Qué hacer?".

La difusión de esta obra de Lenin fue tan eficaz, que al año de su aparición ("¿Qué hacer?" vio la luz en marzo de 1902), por la fecha en que se celebró el II Congreso del Partido Social Demócrata de Rusia, no quedaban ya de las posiciones ideológicas de los "economistas" más que un recuerdo poco grato, y el apelativo de "economista" comenzaba a considerarse por la mayoría de los militantes del Partido como un insulto.

El "economismo", la ideología del oportunismo, del "seguidismo" y del automatismo, había quedado completamente pulverizado.


Pero no se redujo a esto al importancia de la obra de Lenin "¿Qué hacer?".

La significación histórica de esta famosa obra consiste en que en ella Lenin:

1) puso al desnudo, por vez primera en la historia del pensamiento marxista, hasta en sus últimas raíces, las fuentes ideológicas del oportunismo, demostrando que consisten, ante todo, en prosternarse ante la espontaneidad del movimiento obrero y rebajar el papel de la conciencia socialista en el movimiento proletario;

2) reivindicó en todo su valor la importancia de la teoría, del elemento consciente, del Partido, como fuerza revolucionaria y dirigente del movimiento obrero espontáneo;

3) fundamentó de un modo brillante la tesis cardinal del marxismo, según la cual el Partido marxista es la fusión del movimiento obrero con el socialismo;

4) elaboró genialmente los fundamentos ideológicos del Partido marxista.

Las tesis teóricas desarrolladas en la obra "¿Qué hacer?" sirvieron luego de base para la ideología del Partido bolshevique.

Pertrechada con esta riqueza teórica, la "Iskra" pudo desplegar y desplegó, en efecto, una amplia campaña en pro del plan leninista de organización del Partido, en pro de la concentración de fuerzas del Partido, en pro del II Congreso del Partido, en pro de una socialdemocracia revolucionaria, contra los "economistas", contra los oportunistas de toda clase y calaña, contra los revisionistas.

La tarea más importante realizada por la "Iskra" consistió en elaborar un proyecto de programa del Partido. El programa del Partido obrero es, como se sabe, una breve exposición, plasmada en fórmulas científicas, de los fines y las tareas de lucha de la clase obrera. El programa traza tanto la meta final del movimiento revolucionario del proletariado, como las reivindicaciones por las que lucha el Partido en su marcha hacia la meta final. Por eso, la elaboración de un proyecto de programa no podía por menos de tener una importancia primordial.

Durante la elaboración del proyecto del programa surgieron, en el seno de la redacción de la "Iskra", serias discrepancias entre Lenin y Plejanov, así como entre Lenin y los demás redactores. Estas discrepancias y disensiones estuvieron a punto de conducir a una ruptura completa entre Lenin y Plejanov. Pero la ruptura no llegó a producirse aún por aquel entonces. Lenin logró que en el proyecto de programa se hiciese figurar el punto importantísimo de la dictadura del proletariado y se proclamase de un modo terminante el papel dirigente de la clase obrera en la revolución.

Obra de Lenin era también toda la parte agraria del programa del Partido. Lenin era ya entonces partidario de la nacionalización de la tierra, aunque en la primera etapa de la lucha reputaba necesario lanzar la consigna de la devolución a los campesinos de los "recortes", o sea de las tierras que les habían sido arrebatadas por los terratenientes en el momento de su "emancipación". Plejanov, en cambio, se manifestaba en contra de la nacionalización de la tierra.
Las discrepancias entre Lenin y Plejanov en torno al programa del partido eran ya un anticipo del deslinde de campos que más adelante había de trazarse entre los bolsheviques y los mensheviques.

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