MARX, ENGELS, LENIN, STALIN Y MAO

MARX, ENGELS, LENIN, STALIN Y MAO

sábado, 30 de abril de 2011

¡Larga vida a 1 de mayo!


¡Larga vida a 1 de mayo! 

Por Stalin *



Compañeras y compañeros,

En el siglo pasado (**) Los trabajadores de todos los países han decidido celebrar este día cada año, el primero de mayo. Eso fue en 1889 cuando, en el Congreso de los socialistas de todos los países, celebrada en París, los trabajadores decidieron proclamar el día de hoy, 1 de mayo, cuando la naturaleza está despertando de su sueño invernal, cuando los bosques y las colinas se vestidos con sus túnicas y verdes campos y praderas se adornan con flores, cuando el sol brilla más cálida, cuando la alegría que llena el aire de renacimiento y de la naturaleza se entrega a la danza y la alegría - que decidió proclamar abiertamente y en alta voz al mundo, el día de hoy, que los empleados están trayendo la primavera a la humanidad y su liberación de las cadenas del capitalismo, que es la misión de los trabajadores, para renovar el mundo basado en la libertad y el socialismo.

Cada clase tiene sus propias fiestas. La nobleza presentó sus fiestas, y que proclaman su "derecho" a robar a los campesinos. La burguesía tiene sus fiestas y sus fechas de "justificar" su "derecho" a explotar a los trabajadores. El clero también tienen sus festivales, y elogió el sistema actual en que los trabajadores mueren en la pobreza, mientras que los perezosos nadan en el lujo.

Los trabajadores también deben tener sus fiestas, y se proclamará la mano de obra universal, la libertad universal, la igualdad universal de todos los hombres. Este festival es el primero de mayo.

Eso es lo que los trabajadores han decidido hacer de esta fecha, en 1889.

Desde entonces, el grito de batalla de los trabajadores por el socialismo se ha hecho eco más fuerte en las reuniones y manifestaciones el 1 de mayo.El océano del movimiento obrero se hace más y más, se extiende a nuevos países y los estados de Europa y América a Asia, África y Australia. En el curso de unas pocas décadas, la asociación internacional ya débil de los trabajadores se ha convertido en una hermandad internacional de gran alcance, la celebración de reuniones regulares y unirse a millones de trabajadores en todas partes del mundo. El mar está aumentando la furia de las olas gigantes del proletariado, y se mueve cada vez más sorprendente amenazante contra las ciudadelas del capitalismo. La huelga de los mineros grandes 'estalló recientemente en Gran Bretaña, Alemania, Bélgica, América, etc, una huelga que ha puesto el miedo en los corazones de los exploradores y los funcionarios gubernamentales de todo el mundo, es una clara señal de que la revolución socialista está muy lejos ...

"Nosotros no adoramos al becerro de oro!" No queremos el reino de la burguesía y opresores! Condena y muerte al capitalismo y sus horrores de la pobreza y el derramamiento de sangre! La vida en el ámbito del trabajo, el socialismo en vivo!

Eso es lo que los trabajadores con conciencia de clase de todos los países proclaman el día de hoy.

Y seguro de la victoria, sereno y fuerte, marchan con orgullo a lo largo del camino hacia la tierra prometida, hacia el socialismo gloriosa, paso a paso la realización de la gran llamada de Karl Marx: "Proletarios de todos los países, uníos! "

Así es como los trabajadores de los países libres de celebrar el 1 de mayo.

Así que vamos a extender nuestras manos a nuestros colegas de todo el mundo y juntos proclamar:

- ¡Abajo el capitalismo!
- ¡Viva el socialismo!


JV Stalin


NOTAS

* Este folleto, titulado "Larga vida a 01 de mayo", fue escrito por JV Stalin en Moscú a principios de abril de 1912. Se imprimió en secreto en una imprenta legal en Tiflis y todas las copias fueron enviadas posteriormente a San Petersburgo.

** Se refiere al siglo XIX.


(Este texto se encuentra en el Volumen II de las Obras Completas de Stalin, en Inglés. Selección de fragmentos y traducciones al portugués de Glauber Ataide.)

Publicado por Comunidad Josef Stalin.

sábado, 23 de abril de 2011

POEMA LA NIEVE


(MAO TSE.TUNG)


La nieve


Todo el paisaje del norte es de cortinas

hasta casi dos millares de "lis" todos de cristales

y veinte mil millares de "lis" de nieve, como aspirados por el cielo . . .

De un lado a otro de la gran muralla ,

sólo, sólo, una locura de mar . . .

Desde las orillas del río Amarillo, aguas arriba y aguas abajo ,

su tiempo, ay, no se ve . . .

Serpientes de plata, bajo el espíritu de una "ti-chi", las montañas . . .

Elefantes de visas, sobre las llanuras, las colinas . . .

Y si pusiéramos frente a los cielos nuestra altura ?

Cuando los días parecen mirarse

y ser ya, se diría, unas ideas de flores ,

la gracia de la tierra es el pudor que sorprende al alba misma

en su blancura de niña . . .

Tal es el misterio de estas montañas y estos ríos

que llaman a los héroes a quemarse, cada cual más puramente ,

para que les devuelvan, con lo demás, esa nube . . .

Los emperadores Chi Huang y Wou Ti, no podían abrir, casi,
nuestros signos .. .

Los emperadores Tai Tsung y Tsi Tsu nunca se estremecían .

Gengis Khan era una arco, sólo un arca, en una tensión contra las

águilas . ..

Ellos son el ayer. Y únicamente hoy ,

en el aire de los llamados, hasta aquél que, se creería, aún no es ,

las briznas del corazón . . .



Publicado por  el blog camarada dazibao rojo

lunes, 18 de abril de 2011

Bases para la organización del partido marxista.

de: Historia del Partido Comunista
(Bolchevique) de la URSS
por José Stalin

4. Bases para la organización del partido marxista. 

Los mensheviques arrastraban claramente al Partido a los tiempos anteriores al II Congreso, a los viejos tiempos de su dispersión orgánica, a los tiempos de los círculos aislados y de la labor a la manera artesana.

Era necesario dar a los mensheviques una respuesta cumplida.

Esta respuesta se la dio Lenin, con su célebre obra titulada "Un paso adelante, dos pasos atrás", que vio la luz en mayo de 1904.

He aquí las tesis fundamentales de organización desarrolladas por Lenin en este libro, y que más tarde sirvieron de base para la organización del Partido bolshevique:

1) El Partido marxista es una parte de la clase obrera, un destacamento de ella. Pero destacamentos de la clase obrera hay muchos, y no a todos podemos considerarlos como Partido de la clase obrera. El Partido se distingue de otros destacamentos de la clase obrera, ante todo, en que no es un destacamento puro y simple, sino un destacamento de vanguardia, un destacamento consciente, un destacamento marxista de la clase obrera, pertrechado con el conocimiento de la vida social, con el conocimiento de las leyes que rigen el desarrollo de la vida social, con el conocimiento de las leyes de la lucha de clases, lo que le capacita para conducir a la clase obrera y dirigir su lucha. Por eso no hay que confundir al Partido con la clase obrera, como no hay que confundir la parte con el todo, ni pretender que cualquier huelguista pueda considerarse como miembro del Partido, pues confundir al Partido con la clase equivale a rebajar el nivel de conciencia del Partido hasta el nivel de "cualquier huelguista", equivale a destruir el Partido, como destacamento consciente de vanguardia de la clase obrera. La misión del Partido no es rebajar su nivel hasta el de "cualquier huelguista", sino elevar a las masas obreras, elevar a "cualquier huelguista" al nivel del Partido.

"Nosotros -escribía Lenin- somos un Partido de clase, y por eso casi toda la clase (y en tiempo de guerra, en épocas de guerra civil la clase en su integridad) tiene que actuar bajo la dirección del nuestro Partido, tiene que adherirse a él lo más estrechamente posible; pero sería una maniloviada[3] y "seguidismo" creer que casi toda o toda la clase puede estar nunca, bajo el capitalismo, en condiciones de elevarse al grado de conciencia y de actividad de su destacamento de vanguardia, de su Partido socialdemócrata. Ningún socialdemócrata que esté aún en su sano juicio ha puesto nunca en duda que, bajo el capitalismo, ni aun la organización sindical (más primitiva y más asequible al grado de conciencia de las capas menos desarrolladas) está en condiciones de abarcar a toda o a casi toda la clase obrera. Olvidar la diferencia que existe entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que marcha detrás de él, olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de elevar a capas cada vez más amplias a su propio nivel avanzado, sólo significa engañarse a sí mismo, cerrar los ojos a la inmensidad de nuestras tareas y empequeñecer éstas (Lenin, t. VI, págs. 205-206, ed. rusa).

2) El Partido no es solamente el destacamento de vanguardia, el destacamento consciente de la clase obrera, sino que es, además, su destacamento organizado, con su disciplina propia, obligatoria para todos sus miembros. Por eso, los afiliados al Partido se hallan obligados a estar afiliados también a una de sus organizaciones. Si el Partido no fuese un destacamento organizado de la clase obrera, un sistema de organizaciones, sino una simple suma de individuos que se consideran por sí mismos miembros del Partido, pero que no forman parte de ninguna de sus organizaciones y que, por tanto, no están organizados, y, al no estarlo, no se hallan sujetos a los acuerdos del Partido, éste no tendría jamás una voluntad única, no podría conseguir jamás la unidad de acción de sus miembros y, por consiguiente, no estaría en condiciones de dirigir la lucha de la clase obrera. Para que el partido pueda dirigir prácticamente la lucha de la clase obrera y encauzarla hacia una meta única, es indispensable que todos sus miembros estén organizados en un gran destacamento único, soldado por una voluntad única, por la unidad de acción y la unidad de disciplina.

La objeción que a esto oponen los mensheviques cuando dicen que en este caso quedarán fuera del Partido muchos intelectuales, profesores, estudiantes, etc., que no quieren entrar en esta o en aquella organización del Partido, bien porque no soportan la disciplina de éste o bien porque, como se expresaba Plejanov en el II Congreso, consideran "depresivo para ellos el entrar en esta o en la otra organización de base"; esta objeción se vuelve contra los propios mensheviques, pues al Partido no le hacen ninguna falta afiliados de ese género, que no soporten la disciplina del Partido y se asusten de entrar en sus organizaciones. Los obreros no tienen miedo a la disciplina ni a las organizaciones y entran de buen grado en las organizaciones del Partido, cuando se deciden a afiliarse a éste. Los que temen la disciplina y la organización son los intelectuales de tendencia individualista, y éstos se mantienen, en realidad, al margen del Partido. Y hacen bien, pues el Partido se librará de la afluencia de elementos inseguros que acuden a él, sobre todo en este periodo en que comienza el movimiento ascendente de la revolución democráticoburguesa.

"Cuando digo -escribe Lenin- que el Partido debe ser una suma (y no una suma simplemente aritmética, sino un complejo) de organizaciones... expreso de un modo perfectamente claro y preciso mi deseo, mi exigencia de que el Partido, como destacamento de vanguardia de la clase obrera, reúna el máximum de organización posible y sólo acoja en su seno a aquellos elementos que admitan, por lo menos, un grado mínimo de organización (Lenin, t. VI, pág. 203, ed. rusa).

Y más adelante:

"De palabra, la fórmula de Martov parece defender los intereses de las extensas capas del proletariado; pero, de hecho, este fórmula sirve a los intereses de la intectualidad  burguesa, que rehuye la disciplina y la organización proletarias. Nadie se atreverá a negar que la intelectualidad, como una capa especial dentro de las sociedades capitalistas contemporáneas, se caracteriza, en conjunto, precisamente por si individualismo y su inadptabilidad a la disciplina y a la organización" (Obra citada, pág. 212).

Y en otro lugar:

"El proletariado no teme la organización ni la disciplina... Y no va a preocuparse de que los señores profesores y estudiantes, que no quieren entrar en ninguna organización, sean considerados como miembros del Partido porque trabajan bajo el control de sus organizaciones... No es el proletariado, sino que son algunos intelectuales encuadrados en nuestro Partido, los que adolecen de falta de educación propia en materia de organización y disciplina" (Obra citada, pág. 307).

3) El Partido no es un destacamento organizado puro y simple, sino "la forma más alta de organización" entre todas las de la clase obrera, la llamada a dirigir a todas las demás organizaciones del proletariado. El Partido, como la forma más alta de organización, compuesta por los mejores hombres de la clase obrera, pertrechados con una teoría de vanguardia, con el conocimiento de las leyes de la lucha de clases y la experiencia del movimiento revolucionario, cuenta con todas las posibilidades para dirigir, como está obligado a hacerlo, a todas las demás organizaciones de la clase obrera. La tendencia de los mensheviques a disminuir y rebajar el papel dirigente del Partido conduce a debilitar todas las demás organizaciones del proletariado dirigidas a por él; consiguientemente, a debilitar y desarmar al proletariado, pues éste "no dispone, en su lucha por el Poder, de más arma que la organización" (Lenin, t. VI, pág. 328, ed. rusa).

4) El Partido es la encarnación de los vínculos que unen al destacamento de vanguardia de la clase obrera con las masas de millones de hombres del proletariado. Aunque el Partido fuese el mejor destacamento de vanguardia y se hallase magníficamente organizado, no podría vivir ni desarrollarse sin tener vínculos de unión con las masas sin partido, sin multiplicar y afianzar estos vínculos. Un Partido encerrado en sí mismo, aislado de las masas, perdidos sus vínculos o con vínculos débiles que le unan a su clase, tiene necesariamente que perder la confianza y el apoyo de las masas y se halla, por tanto, inevitablemente, condenado a perecer. Para poder vivir con plenitud y desarrollarse, el Partido tiene que multiplicar sus vínculos con las masas y conquistarse la confianza de las masas de millones de hombres de si clase.

"Para ser un partido socialdemócrata -dice Lenin- hay que conquistar el apoyo de la clase propiamente" (Obra citada, pág. 208).

5) Para funcionar bien y dirigir las masas con arreglo a un plan, el Partido debe estar organizado sobre la base del centralismo, con estatutos únicos, con una disciplina de partido igual para todos, con un solo órgano de dirección a la cabeza, a saber: el Congreso del Partido y, en los intervalos entre congreso y congreso, el Comité Central, con la sumisión de la minoría a la mayoría, de las distintas organizaciones a los organismos centrales, y de las organizaciones inferiores a las superiores. Sin ajustarse a estas condiciones, el partido de la clase obrera no puede ser verdadero partido, ni cumplir con sus deberes de dirección del proletariado.

Claro está que el régimen de ilegalidad, en que vivía el Partido bajo la autocracia zarista, no permitía a sus organizaciones, en aquellos momentos, estructurarse sobre el principio de la elección desde abajo, por cuya razón el Partido veíase obligado a mantener un carácter estrictamente conspirativo. Pero Lenin entendía que esto era, en la vida de nuestro Partido, una situación pasajera, que desaparecería al día siguiente de ser derribado el zarismo, y entonces el Partido empezaría a actuar abiertamente dentro de la legalidad, y sus organizaciones se estructurarían sobre la base de la elección democrática, sobre la base del centralismo democrático.

"Antes -escribía Lenin- nuestro Partido no era una unidad formalmente organizada, sino simplemente una suma de grupos privados, razón por la cual no existía ni podía existir entre ellos más relación que la de la influencia ideológica. Ahora, somos ya un Partido organizado, y esto entraña la creación de una autoridad, la transformación del prestigio de la idea en prestigio de la autoridad, la sumisión de los organismo inferiores a los organismo superiores del Partido" (Lenin, t. VI, pág. 291, ed. rusa).

Acusando a los mensheviques de nihilismo en materia de organización y de anarquismo señorial, al no admitir sobre sus personas la autoridad del Partido y su disciplina, Lenin decía:

"Este anarquismo señorial es algo muy peculiar del nihilista ruso. La organización del Partido se le antoja una "fábrica" monstruosa, la sumisión de la parte al todo y de la minoría a la mayoría le parece un "avasallamiento"..., la división del trabajo bajo la dirección de los organismos centrales suscita en él chillidos tragicómicos contra quienes pretenden convertir a los hombres en "ruedas y tornillos" de un mecanismo (y entre estas transformaciones, la que juzga más espantosa es la de los redactores en simples colaboradores), toda mención de los estatutos de organización del Partido le mueve a un gesto de desprecio y a la observación desdeñosa (dirigida a los "formalistas") de que se puede vivir si estatutos" (Obra citada, pág. 310).

6) Si el Partido, en su actuación práctica, quiere conservar la unidad de sus filas, tiene que mantener una disciplina proletaria única, que obligue por igual a todos los miembros del Partido, tanto a los dirigentes como a los militantes de filas. Por eso, en el Partido no pueden hacerse distinciones entre gente "selecta", a la que no obliga la disciplina del Partido, y gente "del montón", obligada a someterse a ella. Sin una disciplina única e igual para todos, no se podrá mantener la integridad del Partido y la unidad dentro de sus filas.

"A la carencia total de argumentos razonables contra la redacción nombrada por el Congreso, por parte de Martov y Cía., la ilustra mejor que nada -dice Lenin- su frasecilla de "nosotros no somos siervos"... En esta frase se trasluce con notable nitidez la psicología del intelectual burgués, que cree estar por encima de la organización y la disciplina de las masas, que se consideran un "espíritu selecto"... Para el individualismo intelectual... toda organización y toda disciplina proletarias son un avasallamiento feudal" (Lenin, t. VI, pág. 286, ed. rusa).

Y más adelante:

"A medida que se estructure en nuestro país un verdadero Partido, el obrero consciente irá aprendiendo a distinguir la psicología del combatiente del ejército proletario de la psicología del intelectual burgués que se pavonea con frases anarquistas; irá aprendiendo a exigir que cumplan sus deberes de miembros del Partido no sólo los militantes de filas, sino también "los de arriba" (Obra citada, pág. 312).

Resumiendo el análisis de las discrepancias y definiendo la posición de los mensheviques como "oportunismo en los problemas de organización", Lenin entendía que uno de los pecados capitales del menshevismo era el menospreciar la importancia de la organización del Partido, como arma del proletariado en la lucha por su emancipación. Los mensheviques opinaban que la organización del Partido del proletariado no tenía gran importancia para el triunfo de la revolución. Por el contrario, Lenin entendía que la unión ideológica del proletariado por sí sola no bastaba para vencer, sino que para esto era necesario "afianzar" la unidad ideológica con la "unidad material de organización" del proletariado; Lenin consideraba que sólo bajo esta condición podía el proletariado convertirse en una fuerza invencible.

"El proletariado -escribía Lenin- no dispone, en su lucha por el Poder, de más arma que la organización. El proletariado, diseminado por el imperio de la anárquica concurrencia dentro del mundo burgués, aplastado por los trabajos forzados, al servicio del capital, lanzado constantemente a la "sima" de la miseria más completa, del embrutecimiento y de la degeneración, sólo puede hacerse y se hará inevitablemente invencible, siempre y cuando que su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance mediante la unidad material de la organización, que funda a los millones de trabajadores en el ejército de la clase obrera. Ante este ejército no prevalecerán ni el Poder senil de la autocracia rusa ni el poder caduco del capitalismo internacional" (Lenin, t. VI, pág. 328, ed. rusa).

Con estas proféticas palabras termina la obra de Lenin "Un paso adelante, dos pasos atrás".

Tales son las tesis fundamentales de organización desarrolladas por Lenin en este célebre libro.

La importancia de esta obra estriba, ante todo, en haber mantenido el principio del Partido contra el régimen de los círculos, haber defendido al Partido contra los desorganizadores, aniquilado el oportunismo menshevique en punto a los problemas de organización, y haber sentado las bases orgánicas para el Partido bolshevique.

Más no se reduce a esto la importancia de la obra en cuestión. Su significación histórica consiste en que en ella, Lenin traza, por vez primera en la historia del marxismo, la teoría del Partido como organización dirigente del proletariado y como arma fundamental en manos de éste, sin la cual es imposible triunfar en la lucha por la dictadura proletaria.

La difusión de esta obra de Lenin entre los militantes del Partido hizo que la mayoría de la organizaciones de base se agrupase estrechamente en torno a Lenin.

LUMINOSO FUTURO: LAS ENSEÑANZAS DE LA CRISIS

LUMINOSO FUTURO: LAS ENSEÑANZAS DE LA CRISIS: "Vladimir Ilich Lenin Publicado en el periódico Iskra, núm. 7, agosto de 1901. Hace ya casi dos años que se prolonga la crisis comercial e ..."

lunes, 11 de abril de 2011

LOS FUNDAMENTOS LENINISTAS DE UN PARTIDO COMUNISTA


de: Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la URSS
por José Stalin

2. Plan de Lenin para la organización de un Partido Marxista. - El oportunismo  de los "economistas". - La lucha de la "iskra" en pro del plan de Lenin. - Aparece el libro de Lenin "¿Qué hacer?". - los fundamentos ideológicos del Partido Marxista.
A pesar de haberse celebrado en 1898 el primer Congreso del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia, en el que se había proclamado la creación del Partido, la realidad era que éste no estaba formado aún. No tenía programa ni estatutos. El Comité Central del Partido elegido en el primer Congreso, fue detenido y no volvió ya a reconstituirse, pues no hubo quien lo reconstituyera. Más aún; después del primer Congreso, la dispersión ideológica y la desarticulación orgánica del Partido, lejos de disminuir, aumentaron.
Los años de 1884 a 1894 habían sido el periodo de triunfo sobre el populismo y de preparación ideológica de la socialdemocracia; durante los años de 1894 a 1898, se hicieron una serie de intentos, ciertamente infructuosos, para crear, sobre la base de las diversas organizaciones marxistas, un partido socialdemócrata; el periodo que sigue a 1898 es un periodo de recrudecimiento del caos ideológico y orgánico dentro del Partido. El triunfo del marxismo sobre el populismo y la actuación revolucionaria de la clase obrera pusieron de manifiesto la razón que asistía a los marxistas, con lo cual aumentaron las simpatías de la juventud revolucionaria por el marxismo. El marxismo se puso de moda. Esto hizo que invadiesen las organizaciones marxistas masas enteras de jóvenes revolucionarios procedentes del campo intelectual, de formación teórica endeble, inexpertos en el aspecto político y en materia de organización y que sólo tenían una idea confusa y en gran parte falsa del marxismo, nutrida en los escritos oportunistas de los "marxistas legales", de que estaba plagada la Prensa. Esta circunstancia hizo que descendiese el nivel teórico y político de las organizaciones marxistas, deslizó en ellas las tendencias oportunistas de los "marxistas legales" y aumentó la dispersión ideológica, las vacilaciones políticas y el caos orgánico.
La marcha ascendente, cada vez más acentuada, del movimiento obrero y la clara inminencia de la revolución, reclamaban la creación de un partido único y centralizado de la clase obrera, capaz de ponerse al frente del movimiento revolucionario. Pero el estado en que se encontraban los órganos de base del Partido, los comités locales, los grupos y los círculos era tan poco halagüeño, su desarticulación orgánica y su falta de unidad ideológica tan grandes, que la creación de semejante partido ofrecía dificultades increíbles.
Estas dificultades no estribaban solamente en el hecho de tener que organizar el Partido bajo el fuego de las crueles persecuciones de zarismo, que arrebataba de las filas de las organizaciones a los mejores militantes, para mandarlos a la deportación, a la cárcel o al presidio. Había, además, otra dificultad, y era que una parte considerable de los comités locales y de sus militantes no querían levantar la vista de se pequeña labor práctica local, no comprendía el daño que hacía la falta de una unidad orgánica e ideológica del Partido, estaba acostumbrada al fraccionamiento de éste y al caos ideológico dentro de él, y se imaginaba que era posible prescindir de un partido único y centralizado.
Para crear un Partido centralizado, había que acabar con este atraso, con este estancamiento y practicismo estrecho de los órganos locales.
Pero aun había más. Existía dentro del Partido un grupo bastante numeroso de gente, que tenía sus órganos propios en la Prensa; en Rusia, "Rabochaia Misl" ("El pensamiento obrero2) y "Rabochee Dielo" ("La causa obrera") en el extranjero, y que pretendía justificar teóricamente la desarticulación orgánica y la dispersión ideológica del Partido, llegando incluso, no pocas veces, a ensalzarlas, y considerando que la tarea de crear un partido político único y centralizado de la clase obrera era una tarea innecesaria y artificiosa.

Este grupo era el de los "economistas" y sus secuaces.

Lo primero que había que hacer, para poder crear el Partido político único del proletariado, era acabar con los "economistas".

Lenin tomó en su mano esta tarea y la organización del Partido de la clase obrera.

Existían diversos criterios acerca del problema de por dónde debía comenzarse a organizar el Partido único de la clase obrera. Algunos entendían que la organización del Partido debía comenzar por la convocatoria del II Congreso de éste, dejando que él se encargase de unificar las organizaciones locales y de crear el Partido. Lenin era contrario a esta opinión. A su juicio, antes de convocar el congreso era necesario esclarecer el problema de los fines y tareas del Partido, saber qué clase de partido se pretendía organizar, deslindar ideológicamente los campos con los "economistas", decirle al Partido, honrada y abiertamente, que existían respecto a sus fines y tareas dos criterios distintos: el de los "economistas" y el de los socialdemócratas revolucionarios, desarrollar una amplia campaña de propaganda en la Prensa en pro de las ideas de la socialdemocracia revolucionaria, como la desarrollaban los "economistas" en pro de las suyas desde sus órganos, dar a las organizaciones locales la posibilidad de elegir con plena conciencia entre estas dos corrientes; sólo después de realizar esta labor previa indispensable, podría convocarse el congreso del Partido.

Lenin decía, escuetamente:
"Antes de unificarse y para unificarse es necesario empezar por deslindar los campos de un modo resuelto y definido" (Lenin, t. IV, pág. 378, ed. rusa).

He aquí por qué Lenin entendía que la organización del Partido político de la clase obrera debía tener como punto de partida la creación de un periódico político combativo destinado a toda Rusia, en el que se hiciese propaganda y agitación en pro de las ideas de la socialdemocracia revolucionaria, y que la creación de este periódico tenía que ser el primer paso para la organización del Partido.

En su conocido artículo titulado "¿Por dónde empezar?", Lenin esbozaba un plan concreto de organización del Partido, que luego había de desarrollar en su célebre libro "¿Qué hacer?".

"A nuestro juicio -decía Lenin en aquel artículo-, el punto de partida para la actuación, el primer paso práctico hacia la creación de la organización deseada[2] y, finalmente, el hilo fundamental al que tendríamos que agarrarnos para desarrollar, ahondar y ensanchar inquebrantablemente esta organización, debe ser la creación de un periódico político destinado a toda Rusia... Sin éste, no sería posible desarrollar de un modo sistemático una propaganda y agitación, sólidas en el plano de los principios y extensivas a todos los aspectos, que son la tarea constante y fundamental de la socialdemocracia ahora y siempre y que deben ser, sobre todo, la tarea vital en los momentos actuales, en que el interés por la política, por los problemas del socialismo se ha despertado en las más extensas capas de la población" (Lenin, t. IV, pág. 110, ed. rusa).

Lenin entendía que un periódico así serviría de medio, no sólo para la cohesión ideológica del Partido, sino también para la unificación orgánica de las diversas organizaciones locales, formando un partido. La red de camaradas agentes y corresponsales de este periódico, que serían al mismo tiempo representantes de las organizaciones locales, constituiría el armazón en torno al cual se aglutinaría orgánicamente el Partido. Pues, "el periódico -decía Lenin-, no es sólo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo".

"Esta red -decía Lenin en el citado artículo- servirá de armazón precisamente para la organización que necesitamos: será lo suficientemente grande para abarcar todo el país; lo suficientemente vasta y variada para poder introducir en ella una rigurosa y detallada división del trabajo; lo suficientemente resistente para saber proseguir inquebrantablemente su labor bajo todas las circunstancias y ante todos los "virajes" y situaciones inesperadas; lo suficientemente flexible para saber, de un lado, rehuir las batallas en campo abierto contra un enemigo peligroso por su fuerza aplastante, cuando concentre toda su fuerza en un punto, pero sabiendo, de otro lado, aprovecharse de la torpeza de movimientos de este enemigo y lanzarse sobre él en el sitio y en el momento en que menos espere ser atacado" (Obra citada, pág. 112).

He ahí lo que quería que fuese el periódico "Iskra".

Y, en efecto, la "Iskra" fue precisamente el periódico político que preparó la cohesión ideológica y orgánica del Partido en toda Rusia.

Por lo que se refiere a su estructura y composición, Lenin entendía que el Partido debía constar de dos partes: a) un círculo reducido de militantes que formasen los cuadros de dirección fijos y en el cual debían entrar, fundamentalmente, los revolucionarios profesionales, es decir, los militantes sin más ocupación que el trabajo del Partido y dotados del mínimum indispensable de conocimientos teóricos, de experiencia política, de capacidad de organización y de habilidad para luchar con la policía zarista y escabullirse de ella, y b) una extensa red de organizaciones periféricas del Partido, integradas por una masa numerosísima de afiliados y rodeadas de la simpatía y el apoyo de cientos de miles de trabajadores.

"Yo afirmo -escribía Lenin-: 1) que no puede haber un movimiento revolucionario sólido sin una organización de dirigentes estable y que asegure la continuidad; 2) que cuanto más extensa sea la masa que se sienta espontáneamente arrastrada a la lucha... más apremiante es la necesidad de semejante organización y más sólida tiene que ser ésta...; 3) que dicha organización debe estar formada, fundamentalmente, por hombres entregados profesionalmente a las actividades revolucionarias; 4) que en el país de la autocracia, cuanto más restrinjamos el contingente de los miembros de una organización de este tipo, hasta no incluir en ella más que aquellos afiliados que se ocupen profesionalmente de actividades revolucionarias y que tengan ya una preparación profesional en el arte de luchar con la policía política, más difícil será "cazar" a esta organización, y 5) tanto mayor será el contingente de individuos de la clase obrera y de las demás clases de la sociedad que podrán participar en el movimiento y colaborar activamente en él" (Lenin, t. IV, pág. 456, ed. rusa.).

En cuanto al carácter del Partido que se trataba de crear y a su papel en relación con la clase obrera, así como en cuanto a los fines y tareas del Partido, Lenin entendía que éste debía ser el destacamento de vanguardia de la clase obrera, la fuerza dirigente del movimiento obrero, que unificase y orientase la lucha de clase del proletariado. La meta final del Partido había de ser el derrocamiento del capitalismo y la instauración del socialismo. Su meta inmediata, derribar al zarismo e implantar un régimen democrático. Y como el derrocamiento del capitalismo presumía el hundimiento del zarismo, el objetivo fundamental del Partido, en aquel momento concreto, consistía en poner en pie a la clase obrera y a todo el pueblo para la lucha contra el zarismo, en desencadenar un movimiento revolucionario popular contra el zarismo, y en derribar el régimen zarista, que era el primero y el gran obstáculo que se alzaba en el camino hacia el socialismo.

"La historia plantea hoy ante nosotros -decía Lenin- una tarea inmediata, que es la más revolucionaria de todas las tareas inmediatas del proletariado de ningún otro país. La realización de esta tarea, el hundimiento del más poderoso baluarte, no ya de la reacción europea, sino también (podemos decir hoy) de la reacción asiática, convertiría al proletariado ruso en la vanguardia del proletariado revolucionario internacional" (Lenin, t. IV, pág. 382, ed. rusa).

Y en otro lugar escribe:

"Debemos recordar que la lucha contra el gobierno por reivindicaciones parciales, la conquista de algunas concesiones aisladas, no son más que pequeñas escaramuzas con el enemigo, pequeños combates de avanzadas, y que la batalla decisiva no se ha dado aún. Ante nosotros se alza con todo su poder la fortaleza enemiga, desde la cual se nos hacen descargas cerradas que barren a nuestros mejores combatientes. Tenemos que tomar esta fortaleza y la tomaremos, si sabemos unir en un solo partido -al que se sumará cuanto hay en Rusia de vital y de honrado- todas las fuerzas del proletariado, que ya ha abierto los ojos, y todas las fuerzas revolucionarias rusas. Sólo entonces se cumplirá la gran profecía del revolucionario obrero ruso Piotr Alexeiev: "Se levantará el brazo vigoroso de los millones de hombres obreros, y el yugo del despotismo, defendido por las bayonetas de los soldados, saltará hecho añicos" (Obra citada, pág 59).

Tal era el plan de Lenin para la creación del Partido de la clase obrera, dentro de las condiciones de la Rusia zarista autocrática.

Los "economistas" no tardaron en romper el fuego contra el plan de Lenin.Afirmaban que la lucha en el plano político general contra el zarismo era incumbencia de todas las clases y sobre todo de la burguesía, y que no presentaba, por tanto, ningún interés considerable para la clase obrera, ya que lo que fundamentalmente interesaba a los obreros era la lucha económica contra los patronos por el aumento de los salarios, la mejora de las condiciones de trabajo, etc. Por consiguiente, los socialdemócratas no debían asignarse como tarea inmediata fundamental la lucha política contra el zarismo, el derrocamiento del régimen zarista, sino la organización de la "lucha económica de los obreros contra los patronos y el gobierno", entendiendo por lucha económica contra el gobierno la lucha por el perfeccionamiento de la legislación industrial. Los "economistas" aseguraban que por este medio podía "darse a la misma lucha económica un carácter político".

Los "economistas" ya no se atrevían a manifestarse formalmente en contra de la necesidad de un partido político para la clase obrera. Pero entendían que este partido no debía ser la fuerza dirigente del movimiento obrero, que no debía inmiscuirse en el movimiento espontáneo de la clase obrera, ni mucho menos dirigirlo, sino marchar a la zaga de él, estudiarlo y sacar de él enseñanzas.

Afirmaban asimismo los "economistas" que el papel del elemento consciente en el movimiento obrero, el papel organizador y orientador de la conciencia socialista, de la teoría socialista, era insignificante o poco menos, que la socialdemocracia no debía elevar a los obreros al nivel de la conciencia socialista, sino, por el contrario, descender ella y adaptarse al nivel de las capas medias e incluso de las más atrasadas de la clase obrera, que la socialdemocracia no debía inculcar en la clase obrera, una conciencia socialista, sino esperar a que el mismo movimiento espontáneo de la clase obrera forjase en ella una conciencia socialista por sus propias fuerzas.

En cuanto al plan orgánico de estructuración del Partido trazado por Lenin, lo consideraban como una especie de coacción a que se pretendía someter al movimiento espontáneo.

En las páginas de la "Iskra" y, sobre todo, en su célebre libro "¿Qué hacer?", Lenin se lanzó contra esta filosofía oportunista del "economismo" y no dejó piedra sobre piedra de ella.

1) Lenin señaló que el desviar a la clase obrera de la lucha política general contra el zarismo, reduciendo su misión a la lucha económica contra los patronos y el gobierno y dejando en pie e indemnes a unos y otros, significaba condenar a los obreros a eterna esclavitud. La lucha económica de los obreros contra los patronos y el gobierno es una lucha de tipo tradeunionista por lograr mejores condiciones de venta de la fuerza de trabajo a los capitalistas, pero los obreros no quieren luchar solamente por mejorar las condiciones de venta de su fuerza de trabajo, sino que quieren luchar también para destruir el mismo sistema capitalista, que los condena a la necesidad de vender a los capitalistas su fuerza de trabajo y de someterse a la explotación. Ahora bien, los obreros no podrán desplegar la lucha contra el capitalismo, no podrán desplegar la lucha por el socialismo, mientras se alce en el camino del movimiento obrero el zarismo, que es el perro de presa del capitalismo. Por eso, la tarea más urgente del Partido y de la clase obrera consiste en quitar de en medio al zarismo, despejando con ello el camino hacia el socialismo.

2) Lenin señaló que el ensalzar el proceso espontáneo del movimiento obrero y el negar el papel dirigente del Partido, reduciendo su misión a la de mero registrador de los acontecimientos, significaba: predicar el "seguidismo" (ir "a remolque" de los acontecimientos), predicar que el Partido debía marchar a la zaga del proceso espontáneo; convertirse en una fuerza pasiva del movimiento, apta solamente para contemplar el proceso espontáneo y abandonarse a su desarrollo automático. Preconizar esto equivalía a preconizar la destrucción del Partido, es decir, a dejar a la clase obrera sin partido o, lo que es lo mismo, a desarmar a la clase obrera. Y desarmar a la clase obrera en un momento en que se alzaban ante ella enemigos tan poderosos como el zarismo, armado con todos los medios de lucha, y la burguesía, organizada a la moderna y dotada de su propio partido que la dirigía en la lucha contra la clase obrera, equivalía a traicionar al proletariado.

3) Lenin señaló que el prosternarse ante el movimiento obrero espontáneo y rebajar el papel del elemento consciente, el papel de la conciencia socialista, de la teoría socialista, significaba, en primer lugar, burlarse de los obreros, que tienden hacia la conciencia como la planta hacia la luz, y en segundo lugar, desprestigiar a los ojos del Partido la teoría, es decir, el arma gracias a la cual el Partido tiene conciencia del presente y prevé el futuro, y en tercer lugar, hundirse total y definitivamente en la charca del oportunismo.

"Sin teoría revolucionaria -decía Lenin- no puede haber tampoco movimiento revolucionario... Sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir su misión de combatiente de vanguardia" (Lenin, t. IV, pág. 380, ed. rusa).

4) Lenin señaló que los "economistas" engañaban a la clase obrera al afirmar que el movimiento espontáneo del proletariado podía engendrar una ideología socialista, pues en realidad ésta no brota del movimiento espontáneo, sino de la ciencia. Al negar la necesidad de inculcar en la clase obrera una conciencia socialista, los "economistas" allanaban el camino a la ideología burguesa, ayudándola a infiltrarse, a penetrar en la clase obrera, y por consiguiente, enterraban la idea de la fusión del movimiento obrero con el socialismo y prestaban un servicio a la burguesía.

"Todo lo que sea prosternarse ante el movimiento obrero espontáneo - decía Lenin-, todo lo que se rebajar la importancia del "elemento consciente", la importancia de la socialdemocracia, equivale -independientemente en absoluto de la voluntad de quien lo hace- a fortalecer la influencia de la ideología burguesa sobre los obreros" (Obra citada, página 390).

Y más adelante:

"El problema se plantea solamente así: ¿ideología burguesa o ideología socialista? No hay término medio... Por eso, todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea alejarse de ella, equivale a fortalecer la ideología burguesa" (Obra citada, págs. 391-392).

5) Resumiendo todos estos errores de los "economistas", Lenin llegó a la conclusión de que a lo que ellos aspiraban no era a crear el partido de la revolución social, que emancipase a la clase obrera del capitalismo, sino un partido de "reformas sociales", cuya premisa era el mantenimiento de la dominación del capitalismo; que, por lo tanto, los "economistas" eran reformistas que traicionaban los intereses fundamentales del proletariado.

6) Finalmente, Lenin señaló que el "economismo" no había brotado en Rusia por azar, sino que sus mantenedores eran el vehículo de la influencia burguesa sobre la clase obrera y que sus aliados en los partidos socialdemócratas de los países occidentales eran los revisionistas, los adeptos del oportunista Bernstein. Entre los socialdemócratas de la Europa occidental se había ido fortaleciendo cada vez más la corriente oportunista, que actuaba bajo la bandera de la "libertad de crítica" de marxismo, exigía la "revisión" de la teoría de Marx (de aquí el nombre de "revisionismo") y exigía que se renunciase a la revolución, al socialismo, a la dictadura del proletariado. Pues bien, Lenin demostró que esta misma línea de renuncia a la lucha revolucionaria, al socialismo y a la dictadura del proletariado era la que seguían los "economistas" rusos.

Tales son las tesis teóricas fundamentales desarrolladas por Lenin en su libro "¿Qué hacer?".

La difusión de esta obra de Lenin fue tan eficaz, que al año de su aparición ("¿Qué hacer?" vio la luz en marzo de 1902), por la fecha en que se celebró el II Congreso del Partido Social Demócrata de Rusia, no quedaban ya de las posiciones ideológicas de los "economistas" más que un recuerdo poco grato, y el apelativo de "economista" comenzaba a considerarse por la mayoría de los militantes del Partido como un insulto.

El "economismo", la ideología del oportunismo, del "seguidismo" y del automatismo, había quedado completamente pulverizado.


Pero no se redujo a esto al importancia de la obra de Lenin "¿Qué hacer?".

La significación histórica de esta famosa obra consiste en que en ella Lenin:

1) puso al desnudo, por vez primera en la historia del pensamiento marxista, hasta en sus últimas raíces, las fuentes ideológicas del oportunismo, demostrando que consisten, ante todo, en prosternarse ante la espontaneidad del movimiento obrero y rebajar el papel de la conciencia socialista en el movimiento proletario;

2) reivindicó en todo su valor la importancia de la teoría, del elemento consciente, del Partido, como fuerza revolucionaria y dirigente del movimiento obrero espontáneo;

3) fundamentó de un modo brillante la tesis cardinal del marxismo, según la cual el Partido marxista es la fusión del movimiento obrero con el socialismo;

4) elaboró genialmente los fundamentos ideológicos del Partido marxista.

Las tesis teóricas desarrolladas en la obra "¿Qué hacer?" sirvieron luego de base para la ideología del Partido bolshevique.

Pertrechada con esta riqueza teórica, la "Iskra" pudo desplegar y desplegó, en efecto, una amplia campaña en pro del plan leninista de organización del Partido, en pro de la concentración de fuerzas del Partido, en pro del II Congreso del Partido, en pro de una socialdemocracia revolucionaria, contra los "economistas", contra los oportunistas de toda clase y calaña, contra los revisionistas.

La tarea más importante realizada por la "Iskra" consistió en elaborar un proyecto de programa del Partido. El programa del Partido obrero es, como se sabe, una breve exposición, plasmada en fórmulas científicas, de los fines y las tareas de lucha de la clase obrera. El programa traza tanto la meta final del movimiento revolucionario del proletariado, como las reivindicaciones por las que lucha el Partido en su marcha hacia la meta final. Por eso, la elaboración de un proyecto de programa no podía por menos de tener una importancia primordial.

Durante la elaboración del proyecto del programa surgieron, en el seno de la redacción de la "Iskra", serias discrepancias entre Lenin y Plejanov, así como entre Lenin y los demás redactores. Estas discrepancias y disensiones estuvieron a punto de conducir a una ruptura completa entre Lenin y Plejanov. Pero la ruptura no llegó a producirse aún por aquel entonces. Lenin logró que en el proyecto de programa se hiciese figurar el punto importantísimo de la dictadura del proletariado y se proclamase de un modo terminante el papel dirigente de la clase obrera en la revolución.

Obra de Lenin era también toda la parte agraria del programa del Partido. Lenin era ya entonces partidario de la nacionalización de la tierra, aunque en la primera etapa de la lucha reputaba necesario lanzar la consigna de la devolución a los campesinos de los "recortes", o sea de las tierras que les habían sido arrebatadas por los terratenientes en el momento de su "emancipación". Plejanov, en cambio, se manifestaba en contra de la nacionalización de la tierra.
Las discrepancias entre Lenin y Plejanov en torno al programa del partido eran ya un anticipo del deslinde de campos que más adelante había de trazarse entre los bolsheviques y los mensheviques.