LAS DIVERGENCIAS SE INICIARON CON EL XX
CONGRESO DEL PCUS *
Hay
un refrán que dice: “Un solo día frío no basta para congelar el río a tres
pies de profundidad.” Naturalmente, las divergencias en el actual
movimiento comunista internacional no se inician precisamente hoy día.
La
carta abierta del CC del PCUS difunde una versión según la cual las
divergencias en el movimiento comunista internacional fueron provocadas
por los tres artículos que publicamos en abril de 1960 bajo el título de Viva
el Leninismo. Esta es una mentira monstruosa.
¿Cuál
es la verdad? La verdad es que ya hace más de siete años se inició toda
una serie de divergencias de principio en el movimiento comunista internacional.
Concretamente,
estas divergencias se iniciaron con el XX Congreso del PCUS en 1956.
El
XX Congreso del PCUS fue el primer paso que dio la dirección del PCUS por
el camino del revisionismo. Desde dicho Congreso hasta ahora, la línea
revisionista de la dirección del PCUS ha pasado por todo un proceso de
aparición, formación, desarrollo y sistematización. Y también por un
proceso gradual, la gente ha llegado a comprender más y más a fondo esta
línea revisionista de la dirección del PCUS.
Siempre
hemos sostenido que muchos puntos de vista planteados en el XX Congreso
del PCUS a propósito de la lucha internacional contemporánea y el
movimiento comunista internacional, son erróneos y contrarios al
marxismo-leninismo.
En
particular, la negación total de Stalin so pretexto de la “lucha contra el
culto a la personalidad” y la tesis de transición pacífica al socialismo
por la llamada “vía parlamentaria”, son crasos errores de principio.
La
crítica de Stalin hecha en el XX Congreso del PCUS fue errónea tanto en
los principios como en el método.
La
vida de Stalin fue la de un gran marxista-leninista, un gran revolucionario
proletario. Durante los treinta años posteriores al fallecimiento de Lenin,
Stalin fue el principal dirigente del Partido Comunista de la Unión Soviética y
del Gobierno soviético, así como el jefe reconocido del movimiento
comunista internacional y el abanderado de la revolución mundial. En su
vida, cometió algunos errores graves, pero comparados con sus grandes
méritos, estos errores son, a pesar de todo, de orden secundario.
Stalin
tuvo grandes méritos en el desarrollo de la Unión Soviética y del
movimiento comunista internacional. En el artículo “Sobre la experiencia
histórica de la dictadura del proletariado”, publicado en abril de 1956,
dijimos lo siguiente:
“Después
de la muerte de Lenin, Stalin, como principal dirigente del Partido y del
Estado, aplicó y desarrolló en forma creadora el marxismo-leninismo. En la
lucha en defensa del legado del leninismo contra sus enemigos –los trotskistas,
zinovievistas y otros agentes burgueses- Stalin expresó la voluntad y los
deseos del pueblo y demostró ser un destacado luchador marxista-leninista. Si
Stalin se ganó el apoyo del pueblo soviético y desempeñó un importante papel en
la historia, fue ante todo porque, junto con otros dirigentes del Partido
Comunista de la URSS, defendió la línea de Lenin de la industrialización del
país soviético y la colectivización de su agricultura. La aplicación de esta
línea por el Partido Comunista de la Unión Soviética condujo al triunfo
del sistema socialista en el país, y creó las condiciones para la victoria
de la Unión Soviética en la guerra contra Hitler. Estas victorias del pueblo
soviético correspondían a los intereses de la clase obrera mundial y de
toda la humanidad progresista. Era por lo tanto muy natural que el nombre
de Stalin fuese altamente honrado en el mundo entero.”
Es
necesario criticar los errores de Stalin. Pero, en el informe secreto que
pronunció ante el XX Congreso del PCUS, el camarada Kruschov negó por
completo a Stalin, cubriendo así de fango a la dictadura del proletariado,
al sistema socialista, al gran Partido Comunista de la Unión Soviética, a
la gran Unión Soviética y también al movimiento comunista internacional. Lejos
de emplear el método de la crítica y autocrítica propio de un partido
revolucionario del proletariado, para hacer un análisis y un balance
concienzudos y serios de la experiencia histórica de la dictadura del
proletariado, trató a Stalin como a un enemigo y echó a Stalin solo la
culpa de todos los errores.
En
su informe secreto, Kruschov dijo gran cantidad de mentiras y empleó una
demagogia malévola para atacar a Stalin, diciendo que Stalin sufría de
“manía persecutoria”, padecía de “arbitrariedad cruel”, emprendía “el
camino de las represiones en masa, el camino del terror”, “estudiaba el
país y la agricultura tan sólo por las películas” y “planificaba las operaciones con
un globo terrestre”, y que la dirección de Stalin se tornó en “un serio
obstáculo en el camino de desarrollo de la sociedad soviética”, etc., etc.
Borró completamente los méritos que Stalin alcanzó al dirigir al pueblo
soviético en la lucha resuelta contra todos los enemigos internos y
externos y en la consecución de los grandes éxitos en las transformaciones
socialistas y la edificación socialista; borró los méritos que Stalin
alcanzó al dirigir al pueblo soviético en la defensa y consolidación del
primer Estado socialista del mundo y en la consecución de la gran victoria
en la guerra antifascista, y borró los méritos de Stalin en la defensa y
el desarrollo del marxismo-leninismo.
Al
negar totalmente a Stalin en el XX Congreso del PCUS, Kruschov negó, en
esencia, la dictadura del proletariado y las tesis fundamentales del
marxismo-leninismo que Stalin había defendido y desarrollado. Fue en el
mismo Congreso donde Kruschov, en su informe de balance, comenzó a renegar
del marxismo-leninismo en toda una serie de problemas de principio.
En
su informe de balance ante el XX Congreso del PCUS, Kruschov planteó la
tesis de la llamada “transición pacífica” so pretexto de que se habían
producido “cambios radicales” en la situación mundial. Dijo que el camino
de la Revolución de Octubre fue “el único justo en aquellas condiciones
históricas”, pero como la situación había cambiado, se había hecho posible
realizar la transición del capitalismo al socialismo por “el camino parlamentario”.
Esta tesis errónea es en esencia una revisión abierta de la doctrina
marxista-leninista sobre el Estado y la revolución y una negación abierta de la
significación universal del camino de la Revolución de Octubre.
En
ese informe, bajo el mismo pretexto de que se habían producido “cambios
radicales” en la situación mundial, Kruschov planteó si seguía vigente la
tesis de Lenin sobre el imperialismo, la guerra y la paz, desvirtuando en
la práctica la doctrina de Lenin.
En
ese informe Kruschov describió al Gobierno norteamericano y a su jefe como
personas que resistían a las fuerzas de la guerra, y no como
representantes de las fuerzas imperialistas de la guerra. Afirmó que “allí
(en los EE.UU.) son aún fuertes las posiciones de los partidarios de
resolver por la guerra los problemas pendientes y que esos hombres presionan
todavía con fuerza al Presidente y al Gobierno”. Y añadió que los
imperialistas comenzaban a reconocer que había fracasado su política
“desde posiciones de fuerza” y que entre ellos “empiezan a aparecer
ciertos síntomas de lucidez”. Esto equivale a decir que el Gobierno
norteamericano y su jefe pueden no representar los intereses de la
burguesía monopolista norteamericana y pueden renunciar a su política de
agresión y de guerra para convertirse en fuerzas defensoras de la paz.
Ese
informe declaró: “Queremos tener amistad y colaborar con los Estados
Unidos en la lucha por la paz y la seguridad de los pueblos, así como en
las esferas económica y cultural.” Este mismo punto de vista erróneo se
desarrolló y se tornó más tarde en la línea de “resolver los problemas
mundiales mediante la colaboración soviético-norteamericana”.
Tergiversando
los principios acertados formulados por Lenin sobre la coexistencia
pacífica entre países con distinto sistema social, Kruschov planteó la
coexistencia pacífica como “línea general de la política exterior” de la
Unión Soviética. Esto significa excluir tanto la ayuda mutua y la
cooperación entre los países socialistas como el apoyo de éstos a la lucha
revolucionaria de los pueblos y naciones oprimidos, de la línea general de
la política exterior de un país socialista. O significa subordinar todo
esto a su llamada “política de coexistencia pacífica”.
Toda
la serie de problemas planteados por la dirección del PCUS en el XX
Congreso de su Partido, especialmente el problema de Stalin y el de la
“transición pacífica”, no son, ni mucho menos, asuntos internos del propio
PCUS, sino importantes problemas de interés común para todos los partidos hermanos. Sin
ninguna consulta previa con los partidos hermanos, la dirección del PCUS
sacó arbitrariamente sus conclusiones al respecto, impuso un hecho
consumado a los partidos hermanos y, so pretexto de la “lucha contra el
culto a la personalidad”, intervino burdamente en los asuntos internos de
los partidos y países hermanos, y subvirtió la dirección de éstos,
promoviendo con ello su propia política sectaria y escisionista en el movimiento
comunista internacional.
El
desarrollo posterior de los acontecimientos ha demostrado con creciente
claridad que la violación y la adulteración del marxismo-leninismo y del
internacionalismo proletario por parte de los dirigentes del PCUS han
brotado de dichos errores.
El
Partido Comunista de China ha sostenido siempre opiniones de principio
diferentes a las del XX Congreso del PCUS. Esto lo saben muy bien los
camaradas dirigentes del PCUS. No obstante, la carta abierta del CC del
PCUS afirma que en el pasado el Partido Comunista de China apoyó
totalmente al XX Congreso del PCUS, que nosotros hemos “dado un viraje de
ciento ochenta grados” en nuestra apreciación del XX Congreso del PCUS y
que nuestra posición consiste en “titubeos y vacilaciones” y en manifestaciones
“falsas”.
Es
imposible que la dirección del PCUS pueda ocultar todo el cielo con una
mano. ¡Que los hechos hablen por sí solos!
El
hecho es que muchas veces, en conversaciones de orden interno después del
XX Congreso del PCUS, los camaradas dirigentes del CC del PCCh criticaron
con toda seriedad los errores de la dirección del PCUS.
En
abril de 1956, o sea, menos de dos meses después del XX Congreso del PCUS,
el camarada Mao Tse-tung expresó nuestras opiniones a propósito de la
cuestión de Stalin en dos conversaciones con el camarada Mikoyan, miembro
del Presidium del CC del PCUS y con el embajador soviético en China,
respectivamente. El camarada Mao Tse-tung subrayó que, en cuanto a Stalin,
“sus méritos pesan más que sus errores” y que “es necesario hacer un
análisis concreto” y “una apreciación que abarque todos los aspectos”. El
23 de octubre de 1956, al recibir al embajador soviético en China, el camarada
Mao Tse-tung señaló que “la crítica de Stalin es necesaria, pero no
estamos de acuerdo con el método empleado, y hay algunos otros problemas
con los cuales tampoco estamos de acuerdo”.
El
30 de noviembre de 1956, al recibir al embajador soviético en China, el
camarada Mao Tse-tung señaló nuevamente que la política y la línea
fundamentales del período de Stalin eran correctas y que no se debía
tratar a un cama-rada como a un enemigo.
El
camarada Liu Shao-chi, en su conversación con dirigentes del PCUS en
octubre de 1956, y el camarada Chou En-lai, en su conversación sostenida
el 1º de octubre de 1956 con la delegación del PCUS que asistía
entonces al VIII Congreso del PCCh y en su conversación sostenida el 18 de enero
de 1957 con dirigentes del PCUS, también manifestaron nuestras opiniones
acerca de la cuestión de Stalin y criticaron los errores de los dirigentes
del PCUS. Estos errores consistían principalmente en que los dirigentes
del PCUS “no hicieron en absoluto un análisis cabal” de Stalin; que “no
hicieron autocrítica” y que “no consultaron de antemano con los partidos
hermanos”.
En
conversaciones de orden interno con camaradas del PCUS, los camaradas
dirigentes del CC del PCCh han manifestado también nuestras opiniones
diferentes respecto al problema de la transición pacífica. Más aún, en
noviembre de 1957, el CC del PCCh entregó al CC del PCUS una “Reseña de opiniones
sobre el problema de la transición pacífica” por escrito, en la cual
expuso cabal y claramente los puntos de vista del PCCh. Además, en
numerosas conversaciones de orden interno con camaradas del PCUS, los
camaradas dirigentes del CC del PCCh expusieron sistemáticamente nuestros
puntos de vista sobre la situación internacional y la estrategia del movimiento comunista
internacional, teniendo en cuenta precisamente los errores del XX Congreso
del PCUS.
Todos
estos hechos son claros como el agua. ¿Cómo puede la dirección del PCUS
borrarlos de un plumazo, mintiendo sin sonrojarse?
Tratando
de encubrir estos hechos importantes, la carta abierta del CC del PCUS
cita ciertas palabras dichas públicamente por los camaradas Mao Tse-tung,
Liu Shao-chi y Teng Siao-ping aisladas del contexto, para demostrar que en
otros tiempos el Partido Comunista de China apoyó totalmente al XX
Congreso del PCUS; pero esto es inútil.
El
hecho es que en ningún momento y en ninguna ocasión el Partido Comunista
de China ha considerado como totalmente positivo el XX Congreso del PCUS
ni ha estado de acuerdo con la negación total de Stalin o con el punto de
vista relativo a la transición pacífica al socialismo por el “camino
parlamentario”.
Poco
después del XX Congreso del PCUS, esto es, el 5 de abril de 1956,
publicamos el artículo “Sobre la experiencia histórica de la dictadura del
proletariado”. Más tarde, el 29 de diciembre del mismo año, publicamos el
artículo “Una vez más sobre la experiencia histórica de la dictadura del
proletariado”. Estos dos artículos, al mismo tiempo que refutaban las
calumnias anticomunistas de los imperialistas y los reaccionarios,
hicieron un análisis cabal de la vida de Stalin, confirmaron la
significación universal del camino de la Revolución de Octubre,
sintetizaron la experiencia histórica de la dictadura del proletariado y
criticaron con eufemismo, pero en términos inequívocos, las tesis erróneas
del XX Congreso del PCUS. ¿Acaso no es esto un hecho del dominio público?
Después
del XX Congreso del PCUS, el Partido Comunista de China ha mantenido
siempre expuesto el retrato de Stalin junto a los de los grandes jefes
revolucionarios: Marx, Engels y Lenin. ¿Acaso no es esto también un hecho
del dominio público?
Cabe
señalar, es cierto, que en bien de la unidad en la lucha contra el
enemigo, y en consideración a la difícil situación en que se encontraban
los dirigentes del PCUS, al hecho de que la dirección del PCUS aún no
había ido tan lejos en su repudio del marxismo-leninismo como lo ha hecho
después, nos abstuvimos de criticar públicamente en aquel entonces los
errores del XX Congreso del PCUS, puesto que los imperialistas y los reaccionarios
de todos los países estaban sacando partido de estos errores para realizar
frenéticas actividades antisoviéticas, anticomunistas y antipopulares. En
ese tiempo, esperábamos fervientemente que la dirección del PCUS
enmendaría sus errores. Por lo tanto, siempre procurábamos encontrarle los aspectos
positivos, y públicamente le brindábamos el apoyo que fuese apropiado y
necesario.
Aun
así, en sus intervenciones públicas los camaradas dirigentes del CC del
PCCh expusieron nuestra posición con respecto al XX Congreso del PCUS,
subrayando las lecciones positivas y los principios.
La
carta abierta del CC del PCUS afirma que en su informe político al VIII
Congreso del PCCh, el camarada Liu Shao-chi consideró como totalmente
positivo el XX Congreso del PCUS. Pero fue justamente en dicho informe
donde el camarada Liu Shao-chi expuso la experiencia de la revolución
china y explicó que era erróneo e impracticable el camino de “transición
pacífica”.
La
carta abierta del CC del PCUS afirma que el camarada Teng Siao-ping, en su
informe al VIII Congreso del PCCh acerca de las modificaciones
introducidas en los Estatutos del Partido, consideró como totalmente
positiva la “lucha contra el culto a la personalidad”, librada en el XX
Congreso del PCUS. Pero fue precisamente en dicho informe donde el
camarada Teng Siao-ping se detuvo detalladamente en el problema del centralismo
democrático del Partido y el de la relación entre jefes y masas, y explicó
el consecuente y justo estilo de trabajo de nuestro Partido, lo cual
implica una crítica del error de la “lucha contra el culto a la
personalidad”, librada en el XX Congreso del PCUS.
¿Qué
había de erróneo cuando procedimos de esta manera? ¿Acaso no es ésta
precisamente la actitud que debe adoptar un partido marxista-leninista,
actitud de perseverar en los principios y en la unidad?
¿Cómo
se puede calificar de “titubeos y vacilaciones”, de manifestaciones
“falsas” y de “viraje de ciento ochenta grados” esta posición consecuente
y justa del Partido Comunista de China con respecto al XX Congreso del
PCUS?
Al
hacernos semejantes cargos en su carta abierta, quizás el CC del PCUS crea
que como sólo unos pocos dirigentes del PCUS están al corriente de
nuestras críticas pasadas, es posible negar los hechos registrados y
embaucar con la mentira a las amplias masas de los militantes del PCUS y
del pueblo soviético. Pero ¿semejante proceder no sirve justamente para testimoniar
su propia falsedad?
* Texto de septiembre de 1963 por la Redacción del Renmin Ribao
y la Redacción de la revista Hongqi del PCCh dirigido por el camarada Mao
dentro del documento EL ORIGEN Y EL DESARROLLO DE LAS DIVERGENCIAS
ENTRE LA DIRECCIÓN DEL PCUS Y NOSOTROS
Publicado por el blog camarada Odio de Clase
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